domingo, 2 de diciembre de 2012
El cuento y sus elementos
El cuento
Cuento
Narración breve, oral o escrita, de un suceso imaginario. Aparecen en él un reducido número de personajes que participan en una sola acción con un sólo foco temático. Su finalidad es provocar en el lector una única respuesta emocional. La novela, por el contrario, presenta un mayor número de personajes, más desarrollados a través de distintas historias interrelacionadas, y evoca múltiples reacciones emocionales.
Elementos del cuento En un cuento se conjugan varios elementos, cada uno de los cuales debe poseer ciertas características propias: los personajes, el ambiente, el tiempo, la atmósfera, la trama, la intensidad, la tensión y el tono.
Los personajes o protagonistas de un cuento, una vez definidos su número y perfilada su caracterización, pueden ser presentados por el autor en forma directa o indirecta, según los describa él mismo, o utilizando el recurso del diálogo de los personajes o de sus interlocutores. En ambos casos, la conducta y el lenguaje de los personajes deben de estar de acuerdo con su caracterización. Debe existir plena armonía entre el proceder del individuo y su perfil humano.
El ambiente incluye el lugar físico y el tiempo donde se desarrolla la acción; es decir, corresponde al escenario geográfico donde los personajes se mueven. Generalmente, en el cuento el ambiente es reducido, se esboza en líneas generales.
El tiempo corresponde a la época en que se ambienta la historia y la duración del suceso narrado. Este último elemento es variable.
La atmósfera corresponde al mundo particular en que ocurren los hechos del cuento. La atmósfera debe traducir la sensación o el estado emocional que prevalece en la historia. Debe irradiar, por ejemplo, misterio, violencia, tranquilidad, angustia, etc.
La trama es el conflicto que mueve la acción del relato. Es leitmotiv de la narración. El conflicto da lugar a una acción que provoca tensión dramática. La trama generalmente se caracteriza por la oposición de fuerzas. Ésta puede ser: externa, por ejemplo, la lucha del hombre con el hombre o la naturaleza; o interna, la lucha del hombre consigo mismo.
La intensidad corresponde al desarrollo de la idea principal mediante la eliminación de todas las ideas o situaciones intermedias, de todos los rellenos o fases de transición que la novela permite e incluso exige, pero que el cuento descarta.
La tensión corresponde a la intensidad que se ejerce en la manera como el autor acerca al lector lentamente a lo contado. Así atrapa al lector y lo aísla de cuanto lo rodea, para después, al dejarlo libre, volver a conectarlo con sus circunstancias de una forma nueva, enriquecida, más honda o más hermosa. La tensión se logra únicamente con el ajuste de los elementos formales y expresivos a la índole del tema, de manera que se obtiene el clima propio de todo gran cuento, sometido a una forma literaria capaz de transmitir al lector todos sus valores, y toda su proyección en profundidad y en altura.
El tono corresponde a la actitud del autor ante lo que está presentando. Éste puede ser humorístico, alegre, irónico, sarcástico, etc.
Estructura
Desde el punto de vista estructural (orden interno), todo cuento debe tener unidad narrativa, es decir, una estructuración, dada por: una introducción o exposición, un desarrollo, complicación o nudo, y un desenlace o desenredo.
La introducción, palabras preliminares o arranque, sitúa al lector en el umbral del cuento propiamente dicho. Aquí se dan los elementos necesarios para comprender el relato. Se esbozan los rasgos de los personajes, se dibuja el ambiente en que se sitúa la acción y se exponen los sucesos que originan la trama.
El desarrollo, consiste en la exposición del problema que hay que resolver. Va progresando en intensidad a medida que se desarrolla la acción y llega al clímax o punto culminante (máxima tensión), para luego declinar y concluir en el desenlace.
El desenlace, resuelve el conflicto planteado; concluye la intriga que forma el plan y el argumento de la obra.
Extensión
Respecto a la extensión de las partes que componen el cuento, ésta deben guardar relación con la importancia concreta que cada una tenga dentro del relato. Debemos señalar que la estructura descrita se refiere al cuento tradicional, que es organizado de forma lineal o narrado cronológicamente. Actualmente, los escritores no se ciñen a dicha estructura: utilizan el criterio estético libre, el que permite que un cuento pueda empezar por el final, para luego retroceder al principio; o comenzar por el medio, seguir hasta el final y terminar en el principio.
Técnica
Respecto a la técnica, conjunto de recursos o procedimientos que utiliza el autor para conseguir la unidad narrativa y conducirnos al tema central, ésta suele variar según el autor. Si bien es cierto que la técnica es un recurso literario completo, pues está integrada por varios elementos que se mezclan y se condicionan mutuamente, se distinguen el punto de vista, el centro de interés, la retrospección, y el suspenso.
El punto de vista, se relaciona con la mente o los ojos espirituales que ven la acción narrada; puede ser el del propio autor, el de un personaje o el de un espectador de la acción. Los puntos de vista suelen dividirse en dos grupos: de tercera y de primera persona. Si el relato se pone en boca del protagonista, de un personaje secundario o de un simple observador, el punto de vista está en primera persona; si proviene del autor, en tercera persona.
Se puede dar cualquiera de estas posibilidades:
Primera persona central: el protagonista narra sus peripecias en forma autobiográfica.
Primera persona periférica: el supuesto narrador, en papel de personaje observador nos cuenta en primera persona el resultado de sus observaciones sobre los acontecimientos acaecidos a los otros personajes.
Tercera persona limitada: el autor cuenta la historia imaginada desde fuera de sus personajes, en tercera persona, pero desde la perspectiva de uno de ellos.
Tercera persona omnisciente: el autor ve la acción y la comunica al lector con conocimiento total y absoluto de todo, no sólo de los sucesos exteriores, sino también de los sentimientos íntimos del personaje. El autor puede adoptar una actitud subjetiva, intervenir como autor y dejar oír su voz; u objetiva, borrando su participación personal y adoptando la actitud de una voz narradora despersonalizada.
El centro de interés, corresponde a algún elemento en cuyo derredor gira el cuento. El centro de interés constituye el armazón, el esqueleto de la historia. Es su soporte y puede ser uno o varios personajes, un objeto, un paisaje, una idea, un sentimiento, etc.
La retrospección ("flash-back"), consiste en interrumpir el desenvolvimiento cronológico de la acción para dar paso a la narración de sucesos pasados.
El suspenso, corresponde a la retardación de la acción, recurso que despierta el interés y la ansiedad del lector. Generalmente, en el cuento, el suspenso termina junto con el desenlace.
Estilo
El estilo que corresponde al modo, a la manera particular que tiene cada escritor de expresar sus ideas, vivencias y sentimientos. Sobre este punto debemos decir que todo escritor forja su propio estilo, que se manifiesta en la forma peculiar de utilizar el lenguaje. La imaginación, la afectividad, la elaboración intelectual y las asociaciones síquicas contribuyen a la definición de un estilo.
Debido a la diversidad de estilos que existen, nos limitaremos a decir que muchos autores para lograr efecto musical y poético, se dejan llevar por la sonoridad de las palabras. Algunos, para lograr mayos expresividad, adornan su prosa con múltiples modificadores, mientras que otros, pretendiendo crear un mundo más conceptual, prefieren la exactitud en el decir y eliminan todo elemento decorativo.
Análisis de un cuento
Todo cuento está constituido por varios elementos literarios que, en el momento de realizar un análisis, debemos distinguir:
1. Titulo
1.1. Significación y función del título. ¿Es literal o simbólico?
1.2. ¿Refleja el contenido del cuento?
2. Asunto
2.1. ¿De qué trata el cuento?
2.2. Hacer una breve reseña.
2.3. ¿El asunto o argumento tiene fuerza expresiva o contenido dramático? ¿Por qué?
3. Tema
3.1. ¿Cuál es la idea central del cuento?
3.2. ¿Cuáles son las ideas secundarias?
3.3. Hacer una relación del tema central con las ideas secundarias.
4. Personajes
4.1. Caracterización. ¿Cómo caracteriza el autor a los personajes?, ¿directa o indirectamente?
4.2. ¿La caracterización es profunda o superficial?
4.3. ¿Actúan los personajes de acuerdo a su índole y propósito, o a expensas del autor?
4.4. ¿Los personajes son reales, simbólicos o tipos?
4.5. ¿Hay personajes que conjuguen algún tipo de valor ético, estético, ideológico u otro?
4.6. ¿Existe alguna relación entre los personajes y el ambiente?
4.7. ¿Hay relación entre los personajes y la acción?
5. Ambiente
5.1. ¿En qué tipo de escenario se desarrolla el hilo de la acción?
5.2. ¿En qué época?
5.3. La atmósfera es ¿sórdida o diáfana?, ¿de misterio o de amor?, ¿de angustia o de paz?
6. Acción
6.1. ¿Cuánto tiempo dura la acción?
6.2. La acción del cuento es ¿complicada o sencilla?, ¿lenta o rápida?
6.3. ¿La acción es externa o interna? ¿Existe algún tipo de conflicto entre los personajes que determine la acción? ¿Entre un personaje y alguna fuerza natural? ¿Un personaje consigo?
http://www.ciudadseva.com/textos/teoria/hist/anonimo.htm
Esquema: estructura tradicional
jueves, 29 de noviembre de 2012
La abeja haragana
La abeja
haragana (Horacio
Quiroga)
Había una vez en una colmena una abeja que
no quería trabajar, es decir, recorría los árboles uno por uno para tomar el
jugo de las flores; pero en vez de conservarlo para convertirlo en miel, se lo
tomaba del todo.
Era, pues, una abeja haragana. Todas las
mañanas apenas el sol calentaba el aire, la abejita se asomaba a la puerta de
la colmena, veía que hacía buen tiempo, se peinaba con las patas, como hacen
las moscas, y echaba entonces a volar, muy contenta del lindo día. Zumbaba
muerta de gusto de flor en flor, entraba en la colmena, volvía a salir, y así
se lo pasaba todo el día mientras las otras abejas se mataban trabajando para
llenar la colmena de miel, porque la miel es el alimento de las abejas recién
nacidas.
Como las abejas son muy serias, comenzaron
a disgustarse con el proceder de la hermana haragana. En la puerta de las
colmenas hay siempre unas cuantas abejas que están de guardia para cuidar que
no entren bichos en la colmena. Estas abejas suelen ser muy viejas, con gran
experiencia de la vida y tienen el lomo pelado porque han perdido todos los
pelos al rozar contra la puerta de la colmena.
Un día, pues, detuvieron a la abeja
haragana cuando iba a entrar, diciéndole:
-Compañera: es necesario que trabajes,
porque todas las abejas debemos trabajar.
La abejita contestó:
-Yo ando todo el día volando, y me canso
mucho.
-No es cuestión de que te canses mucho
-respondieron-, sino de que trabajes un poco. Es la primera advertencia que te
hacemos.
Y diciendo así la dejaron pasar.
Pero la abeja haragana no se corregía. De
modo que a la tarde siguiente las abejas que estaban de guardia le dijeron:
-Hay que trabajar, hermana.
Y ella respondió en seguida:
-¡Uno de estos días lo voy a hacer!
-No es cuestión de que lo hagas uno de
estos días -le respondieron-, sino mañana mismo. Acuérdate de esto. Y la
dejaron pasar.
Al anochecer siguiente se repitió la misma
cosa. Antes de que le dijeran nada, la abejita exclamó:
-¡Sí, sí, hermanas! ¡Ya me acuerdo de lo
que he prometido!
-No es cuestión de que te acuerdes de lo
prometido -le respondieron-, sino de que trabajes. Hoy es diecinueve de abril.
Pues bien: trata de que mañana veinte, hayas traído una gota siquiera de miel.
Y ahora, pasa.
Y diciendo esto, se apartaron para dejarla
entrar.
Pero el veinte de abril pasó en vano como
todos los demás. Con la diferencia de que al caer el sol el tiempo se
descompuso y comenzó a soplar un viento frío.
La abejita haragana voló apresurada hacia
su colmena, pensando en lo calentito que estaría allá adentro. Pero cuando
quiso entrar, las abejas que estaban de guardia se lo impidieron.
-¡No se entra! -le dijeron fríamente.
-¡Yo quiero entrar! -clamó la abejita-.
Esta es mi colmena.
-Esta es la colmena de unas pobres abejas
trabajadoras- le contestaron las otras-. No hay entrada para las haraganas.
-¡Mañana sin falta voy a trabajar!
-insistió la abejita.
-No hay mañana para las que no trabajan-
respondieron las abejas, que saben mucha filosofía.
Y diciendo esto la empujaron afuera.
La abejita, sin saber qué hacer, voló un
rato aún; pero ya la noche caía y se veía apenas. Quiso cogerse de una hoja, y
cayó al suelo. Tenía el cuerpo entumecido por el aire frío, y no podía volar
más.
Arrastrándose entonces por el suelo,
trepando y bajando de los palitos y piedritas, que le parecían montañas, llegó
a la puerta de la colmena, a tiempo que comenzaban a caer frías gotas de
lluvia.
-¡Ay, mi Dios! -clamó la desamparada-. Va
a llover, y me voy a morir de frío. Y tentó entrar en la colmena.
Pero de nuevo le cerraron el paso.
-¡Perdón! -gimió la abeja-. ¡Déjenme
entrar!
-Ya es tarde -le respondieron.
-¡Por favor, hermanas! ¡Tengo sueño!
-Es más tarde aún.
-¡Compañeras, por piedad! ¡Tengo frío!
-Imposible.
-¡Por última vez! ¡Me voy a morir!
Entonces le dijeron:
-No, no morirás. Aprenderás en una sola
noche lo que es el descanso ganado con el trabajo. Vete.
Y la echaron.
Entonces, temblando de frío, con las alas
mojadas y tropezando, la abeja se arrastró, se arrastró hasta que de pronto
rodó por un agujero; cayó rodando, mejor dicho, al fondo de una caverna.
Creyó que no iba a concluir nunca de
bajar. Al fin llegó al fondo, y se halló bruscamente ante una víbora, una
culebra verde de lomo color ladrillo, que la miraba enroscada y presta a
lanzarse sobre ella.
En verdad, aquella caverna era el hueco de
un árbol que habían trasplantado hacia tiempo, y que la culebra había elegido
de guarida.
Las culebras comen abejas, que les gustan
mucho. Por eso la abejita, al encontrarse ante su enemiga, murmuró cerrando los
ojos:
-¡Adiós mi vida! Esta es la última hora
que yo veo la luz.
Pero con gran sorpresa suya, la culebra no
solamente no la devoró sino que le dijo: -¿Qué tal, abejita? No has de ser muy
trabajadora para estar aquí a estas horas.
-Es cierto -murmuró la abeja-. No trabajo,
y yo tengo la culpa.
-Siendo así -agregó la culebra, burlona-,
voy a quitar del mundo a un mal bicho como tú. Te voy a comer, abeja.
La abeja, temblando, exclamó entonces:
-¡No es justo eso, no es justo! No es justo que usted me coma porque es más
fuerte que yo. Los hombres saben lo que es justicia.
-¡Ah, ah! -exclamó la culebra,
enroscándose ligero -. ¿Tú crees que los hombres que les quitan la miel a
ustedes son más justos, grandísima tonta?
-No, no es por eso que nos quitan la miel
-respondió la abeja.
-¿Y por qué, entonces?
-Porque son más inteligentes.
Así dijo la abejita. Pero la culebra se
echó a reír, exclamando:
-¡Bueno! Con justicia o sin ella, te voy a
comer, apróntate.
Y se echó atrás, para lanzarse sobre la
abeja. Pero ésta exclamó:
-Usted hace eso porque es menos
inteligente que yo.
-¿Yo menos inteligente que tú, mocosa? -se
rió la culebra.
-Así es -afirmó la abeja.
-Pues bien -dijo la culebra-, vamos a
verlo. Vamos a hacer dos pruebas. La que haga la prueba más rara, ésa gana. Si
gano yo, te como.
-¿Y si gano yo? -preguntó la abejita.
-Si ganas tú -repuso su enemiga-, tienes
el derecho de pasar la noche aquí, hasta que sea de día. ¿Te conviene?
-Aceptado -contestó la abeja.
La culebra se echó a reír de nuevo, porque
se le había ocurrido una cosa que jamás podría hacer una abeja. Y he aquí lo
que hizo:
Salió un instante afuera, tan velozmente
que la abeja no tuvo tiempo de nada. Y volvió trayendo una cápsula de semillas
de eucalipto, de un eucalipto que estaba al lado de la colmena y que le daba
sombra.
Los muchachos hacen bailar como trompos
esas cápsulas, y les llaman trompitos de eucalipto.
-Esto es lo que voy a hacer -dijo la
culebra-. ¡Fíjate bien, atención!
Y arrollando vivamente la cola alrededor
del trompito como un piolín la desenvolvió a toda velocidad, con tanta rapidez
que el trompito quedó bailando y zumbando como un loco.
La culebra se reía, y con mucha razón,
porque jamás una abeja ha hecho ni podrá hacer bailar a un trompito. Pero
cuando el trompito, que se había quedado dormido zumbando, como les pasa a los
trompos de naranjo, cayó por fin al suelo, la abeja dijo:
-Esa prueba es muy linda, y yo nunca podré
hacer eso.
-Entonces, te como -exclamó la culebra.
-¡Un momento! Yo no puedo hacer eso: pero
hago una cosa que nadie hace.
-¿Qué es eso?
-Desaparecer.
-¿Cómo? -exclamó la culebra, dando un
salto de sorpresa-. ¿Desaparecer sin salir de aquí?
-Sin salir de aquí.
-¿Y sin esconderte en la tierra?
-Sin esconderme en la tierra.
-Pues bien, ¡hazlo! Y si no lo haces, te
como en seguida - dijo la culebra.
El caso es que mientras el trompito
bailaba, la abeja había tenido tiempo de examinar la caverna y había visto una
plantita que crecía allí. Era un arbustillo, casi un yuyito, con grandes hojas
del tamaño de una moneda de dos centavos.
La abeja se arrimó a la plantita, teniendo
cuidado de no tocarla, y dijo así:
-Ahora me toca a mí, señora culebra. Me va
a hacer el favor de darse vuelta, y contar hasta tres. Cuando diga
"tres", búsqueme por todas partes, ¡ya no estaré más!
Y así pasó, en efecto. La culebra dijo
rápidamente: "uno..., dos..., tres", y se volvió y abrió la boca cuan
grande era, de sorpresa: allí no había nadie. Miró arriba, abajo, a todos lados,
recorrió los rincones, la plantita, tanteó todo con la lengua. Inútil: la abeja
había desaparecido.
La culebra comprendió entonces que si su
prueba del trompito era muy buena, la prueba de la abeja era simplemente
extraordinaria. ¿Qué se había hecho?, ¿dónde estaba?
No había modo de hallarla.
-¡Bueno! -exclamó por fin-. Me doy por
vencida. ¿Dónde estás?
Una voz que apenas se oía -la voz de la
abejita- salió del medio de la cueva.
-¿No me vas a hacer nada? -dijo la voz-.
¿Puedo contar con tu juramento?
-Sí -respondió la culebra-. Te lo juro.
¿Dónde estás?
-Aquí -respondió la abejita, apareciendo
súbitamente de entre una hoja cerrada de la plantita.
¿Qué había pasado? Una cosa muy sencilla:
la plantita en cuestión era una sensitiva, muy común también aquí en Buenos
Aires, y que tiene la particularidad de que sus hojas se cierran al menor
contacto. Solamente que esta aventura pasaba en Misiones, donde la vegetación
es muy rica, y por lo tanto muy grandes las hojas de las sensitivas. De aquí
que al contacto de la abeja, las hojas se cerraran, ocultando completamente al
insecto.
La inteligencia de la culebra no había
alcanzado nunca a darse cuenta de este fenómeno; pero la abeja lo había
observado, y se aprovechaba de él para salvar su vida.
La culebra no dijo nada, pero quedó muy
irritada con su derrota, tanto que la abeja pasó toda la noche recordando a su
enemiga la promesa que había hecho de respetarla.
Fue una noche larga, interminable, que las
dos pasaron arrimadas contra la pared más alta de la caverna, porque la
tormenta se había desencadenado, y el agua entraba como un río adentro.
Hacía mucho frío, además, y adentro
reinaba la oscuridad más completa. De cuando en cuando la culebra sentía
impulsos de lanzarse sobre la abeja, y ésta creía entonces llegado el término
de su vida.
Nunca, jamás, creyó la abejita que una
noche podría ser tan fría, tan larga, tan horrible. Recordaba su vida anterior,
durmiendo noche tras noche en la colmena, bien calentita, y lloraba entonces en
silencio.
Cuando llegó el día, y salió el sol,
porque el tiempo se había compuesto, la abejita voló y lloró otra vez en
silencio ante la puerta de la colmena hecha por el esfuerzo de la familia. Las
abejas de guardia la dejaron pasar sin decirle nada, porque comprendieron que
la que volvía no era la paseandera haragana, sino una abeja que había hecho en
sólo una noche un duro aprendizaje de la vida.
Así fue, en efecto. En adelante, ninguna
como ella recogió tanto polen ni fabricó tanta miel. Y cuando el otoño llegó, y
llegó también el término de sus días, tuvo aún tiempo de dar una última lección
antes de morir a las jóvenes abejas que la rodeaban:
-No es nuestra inteligencia, sino nuestro
trabajo quien nos hace tan fuertes. Yo usé una sola vez de mi inteligencia, y
fue para salvar mi vida. No habría necesitado de ese esfuerzo, si hubiera
trabajado como todas. Me he cansado tanto volando de aquí para allá, como
trabajando. Lo que me faltaba era la noción del deber, que adquirí aquella
noche. Trabajen, compañeras, pensando que el fin a que tienden nuestros
esfuerzos -la felicidad de todos- es muy superior a la fatiga de cada uno. A
esto los hombres llaman ideal, y tienen razón. No hay otra filosofía en la vida
de un hombre y de una abeja.
Fin.
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Irma N Villanueva Español 9
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1. Ejemplos Libros
Libro (Impreso): Un Autor
Apellido, N. I. (Año). Título del Libro. (Edición). Lugar: Casa Publicadora.
Libro: Tres o más Autores
Apellido, N., Apellido, N. y Apellido, N. (Año). Título del Libro. (Edición). Lugar: Casa Publicadora.
Libro: Por editor
Apellido el Editor, N. (Ed.) (Año). Título del Libro. (Edición). Lugar: Casa Publicadora.
Libro: Sin Autor y Editor
Título del Libro. (Edición). (Año). Lugar: Casa Publicadora.
Libro (Electrónico)
Apellido, N. I. (Año publicación). Título del recurso. (Edición). Lugar: Casa Publicadora. Recuperado de http://xxx
Libro (Versión Electrónica de un Libro Impreso)
Apellido, N. I. (Año publicación). Título del recurso [Versión Digital PDF]. (Edición). Lugar: Casa Publicadora.
Libro: Capítulo
Apellido, N. I. (Año). Título del capítulo. En Apellido el Editor, N. I. (Ed.). Título del Libro. (X ed., pp. xx-xx). Lugar: Casa Publicadora.
2. Publicaciones Periódicas (Revistas o Magazines)
Artículo de Revista: Impresa
Apellido, N. I. (Año). Título del Artículo. Título de la publicación, num(Vol.), pp-pp.
Artículo de Revista (Sin Autor)
Título del Artículo. (Año, Mes). Título de la publicación, num (Vol.), pp-pp.
Periódicos
Artículo de Periódico
Apellido, N. I. (Año, mes día). Título del artículo. Título del periódico. pp. xx-xx.
Artículo de Periódico en Línea
Apellido, N. I. (Año, mes día). Título del artículo. Título del periódico. Recuperado de http://xxx
3. Video de You Tube
Apellido, N. I. (Año, Mes Día). Título del video. [Archivo de Video]. Recuperado de http://www.youtube.com/xxxxxxxxxxx
4. Software de Computador
Nombre del Software. (Versión). [Archivo de Computador]. Lugar: Nombre de Casa de Productora.
5. Documentos en el Web
Lugar Web (Documento Independiente)
Apellido, N. I. (Año). Título del artículo. Recuperado de http://xxx
Lugar Web (En su totalidad)
Apellido, N. I. (Año). Nombre del Lugar Web. Recuperado de http://xxx
Lugar Web (Sección o Artículo)
Apellido, N. I. (Año). Nombre de la Sección o Artículo. En Nombre del Lugar Web. Recuperado de http://xxx
Lugar Web (Sin Autor y sin fecha)
Título del Artículo. (n. d.) Recuperado de http://xxx
jueves, 8 de noviembre de 2012
Recursos lingüísticos deText & Information Processing
http://www.facebook.com/tipgroup#!/tipgroup
RECURSO 1: Conjugador de verbos del español TIP
Rodríguez-Rodríguez,
G; Carreras-Riudavets, F; Hernández-Figueroa, Z; (2009). Conjugador de verbos
del español TIP. Available at http://tip.dis.ulpgc.es
Para ver la conjugación de un verbo se debe introducir su infinitivo en la casilla y hacer clic con el ráton en el botón Conjugar. Próximamente, se incorporará un lematizador para admitir como entrada cualquier forma conjugada de un verbo de la base de datos, contemplando el reconocimiento de pronombres enclíticos y/o prefijos. Los nombres de los tiempos verbales usados corresponden a la terminología académica y a la establecida por Andrés Bello en su Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos (1847), vigente en varios países de Hispanoamérica.
El Conjugador TIP de verbos del español presenta por separado la conjugación de formas en negativo, la conjugación pronominal y la conjugación con el sujeto en femenino, con el fin de hacer más sencilla la información que muestra. Además, se han incorporado las diferentes conjugaciones, aceptadas por la Asociación de Academias de la Lengua Española, correspondientes a distintas zonas geográficas: el uso de vos como segunda persona del singular (principalmente usada en Río de la Plata) y el uso de ustedes como segunda persona del plural (principalmente usada en las Islas Canarias y en la mayor parte de Hispanoamérica), y el uso de formas de respeto usted y ustedes.
RECURSO 2: Separador de sílabas - Silabeador TIP
RECURSO 3: Parametrizador morfológico de textos - ParamText TIP
Text & Information Processing ha desarrollado una herramienta de ayuda al escritor y a los estudiosos de libros, novelas, narrativa, poesía y de todo tipo de textos, denominada Parametrizador Morfológico de Textos TIP (Pruebe el Paramtext TIP). El Paramtext TIP analiza un documento y extrae información estadística de interés. Extrae el vocabulario del texto y realiza el análisis morfológico de todas las palabras. Ofrece información métrica de interés y la distribución de las palabras según distintos criterios. Distingue las palabras vacías en todos sus análisis. Los datos analizados se muestran en gráficas y en tablas, exportables a Microsoft excel, para su estudio y análisis posterior por el usuario.miércoles, 31 de octubre de 2012
jueves, 11 de octubre de 2012
lunes, 17 de septiembre de 2012
Concordancia
Recurso #1
CONCORDANCIA GRAMATICAL:
Es la igualdad de género y número entre adjetivo o artículo y sustantivo, y la igualdad de número y persona entre el verbo y el sujeto.
Es la igualdad de género y número entre adjetivo o artículo y sustantivo, y la igualdad de número y persona entre el verbo y el sujeto.
Coincidencia obligada -o deseable- de determinados accidentes gramaticales
(género, número y persona) entre distintos elementos variables de la oración
(verbos, sustantivos, adjetivos, artículos...).
TIPOS DE CONCORDANCIA:
NOMINAL
Coincidencia de género y número que establecen el sustantivo, el pronombre o el sujeto con otros elementos variables de la oración (no verbales).
VERBAL
Coincidencia de número y persona que establece el verbo con el sujeto al que se refiere.
NOMINAL
Coincidencia de género y número que establecen el sustantivo, el pronombre o el sujeto con otros elementos variables de la oración (no verbales).
VERBAL
Coincidencia de número y persona que establece el verbo con el sujeto al que se refiere.
"La concordancia es la armonía que deben
guardar entre sí el adjetivo con el sustantivo y el verbo
con el sujeto. Cuando el verbo se refiere a un solo sujeto,
concuerda con él en número y persona y cuando el adjetivo se refiere a un solo
sustantivo, concuerda con él en género y número."
Género: característica gramatical de los nombres por la
que se clasifican en femeninos, masculinos o neutros y que se corresponde con
el sexo o con una clasificación arbitraria.
Número: categoría gramatical que permite la oposición
entre singular y plural.
Persona: categoría gramatical, propia del verbo y del
pronombre, que hace referencia a la relación de los hablantes respecto del
discurso. La persona del verbo denota si el sujeto de la oración es el que
habla, aquel a quien habla o aquel a quien se habla.
"Un grupo de amigos ¿vendrá?/¿vendrán? a visitarme"... "El 40% de los entrevistados no ¿contestó?/¿contestaron?"...
"La comisión invalidó ¿su propio?/¿sus propios? estatuto y legislación"... "La gente de origen y habla ¿francesa?/¿franceses? predomina en la provincia de Quebec"... "La desorganización, además de las fallas técnicas, provocó?/¿provocaron? un disgusto generalizado"...
"La comisión invalidó ¿su propio?/¿sus propios? estatuto y legislación"... "La gente de origen y habla ¿francesa?/¿franceses? predomina en la provincia de Quebec"... "La desorganización, además de las fallas técnicas, provocó?/¿provocaron? un disgusto generalizado"...
Recurso #3
Corrección Idiomática: La concordancia gramatical
Aunque las reglas de concordancia son sencillas, se registran numerosas anomalías, tanto en la lengua hablada como en la escrita.En la oración debe expresarse concordancia entre los siguientes elementos:
- Entre artículo, sustantivo y adjetivo.
- Entre el núcleo del sujeto y el verbo.
- Entre el relativo y su antecedente sustantivo.
- Entre las formas pronominales "lo, la, los, las" y el complemento directo.
- Entre las formas pronominales "le, les" y el complemento indirecto.
- Debe haber concordancia gramatical de género y número, entre el artículo, el sustantivo y el adjetivo:
- Entre el núcleo del sujeto y el verbo, debe haber concordancia de número y persona:
- También debe haber concordancia entre el sustantivo y el verbo en las oraciones en voz pasiva con "se", aunque en este caso la concordancia es sólo de número:
- Como vimos en el tema sobre el uso de nexos, los relativos deben concordar con su antecedente en género y número (a veces sólo en número):
Hay varias sillas, las cuales son cómodas. Llegaron los niños con quienes jugué..
- Las formas pronominales "lo, la, los, las" concuerdan en género y número con el complemento directo:
- Las formas pronominales "le y les" deben concordar en número con el complemento indirecto:
Errores: Correcciones:
Se alquila cómodos apartamentos. alquilan
Las mujeres estaban muy triste. tristes
Contemplaba el vuelo de los águilas. las
No somos capaz de hacerlo. capaces
Las mujeres a quien vi me lo dijeron. quienes
Se publicó en el periódico todos los artículos. publicaron
Le entregué el trabajo a los niños. Les
En esa tienda se vende sodas y hielo. venden
Les envié las cartas a la directora. Le
No les encontró donde los había dejado. los
¿No les has visto por aquí? los
Se vende arroz, frijoles y maíz. venden
Entrégales los lápices a tu hermano. Entrégale
Ya se anunció los nuevos productos. anunciaron
Ayer se aprobó los tratados. aprobaron
Tu opinión y tu actitud lo convenció. convencieron
Ya estamos abierto. abiertos o Ya abrimos
Las jóvenes más inteligente lo lograron. inteligentes
Existen algunos casos especiales de concordancia gramatical:
- Cuando los colectivos van acompañados de un complemento del nombre, se admite la doble concordancia con el verbo; son correctas, por ejemplo, las siguientes oraciones: Un enjambre de abejas voló. Un enjambre de abejas volaron.
- Con el verbo "ser" también puede darse la doble concordancia cuando el sujeto está en singular y el predicado nominal o predicativo subjetivo está en plural, o viceversa; son correctas, pues, todas las oraciones siguientes: El problema eran las consecuencias. El problema era las consecuencias. Las consecuencias son lo que me preocupa. Las consecuencias es lo que me preocupa.
- Los sustantivos femeninos que empiezan con "a" (o "ha") acentuada deben acompañarse de artículos masculinos cuando se usan en singular: el alma, el águila, el hambre, el área, el arma, el agua. Igual ocurre cuando se usan con los indefinidos: un águila, algún águila, ningún águila, un área. Pero debe darse la concordancia normal cuando se acompañan de los demostrativos: esa alma, aquella alma, esa águila, esta águila, esa agua, esta arma, esa área.
Errores: Correcciones:
Yo soy de los que defiendo la vida. Yo soy de los que defienden la vida.
Yo soy de los que defendemos la vida. Yo soy de los que defienden la vida.
Tú eres de las que trabajas con entusiasmo. Tú eres de las que trabajan con entusiasmo.
Soy de los que deseo el cambio. Soy de los que desean el cambio.
Soy de los que deseamos el cambio. Soy de los que desean el cambio.
Él es de los que desea el cambio. Él es de los que desean el cambio.
Ella es de las que desea el cambio. Ella es de las que desean el cambio
Marcos es de los que desea el cambio. Marcos es de los que desean el cambio.
En las oraciones anteriores, el segundo verbo debe concordar con el pronombre relativo que es sujeto de la proposición subordinada (los que, las que). Ello sólo ocurre con las tres personas del singular. Si el sujeto del verbo ser corresponde a una de las personas del plural, el verbo de la proposición subordinada debe concordar con ese sujeto: Nosotros somos de los que deseamos el cambio. Somos de los que trabajamos con entusiasmo. Vosotros sois de los que deseáis el cambio. Ustedes son de los que desean el cambio. Ellos son de los que desean el cambio.
Errores: Correcciones:
Yo soy uno de los que lucho. Yo soy uno de los que luchan.
Yo soy uno de los que lucha.
Yo fui uno de los que preví el resultado. Yo fui uno de los que previeron el resultado.
Yo fui uno de los que previó el resultado.
Tú eres una de las que quieres triunfar. Tú eres una de las que quieren...
Tú eres una de las que quiere triunfar.
En estas oraciones, el verbo de la proposición subordinada puede concordar con el relativo (los que, las que) o con el núcleo del atributo en el que está incluida la proposición (uno, una), pero no con el sujeto del verbo ser (yo, tú). Lo subrayado sólo es así en oraciones donde ese sujeto corresponde a la primera o segunda persona del singular. Con las otras personas gramaticales la concordancia se da de la siguiente manera: Él es uno de los que luchan o Él es uno de los que lucha, Nosotros somos unos de los que luchamos, Vosotros sois unos de los que lucháis, Ustedes son unos de los que luchan, Ellos son unos de los que luchan.
En las oraciones que siguen, sin embargo, se admite la concordancia con el sujeto principal (yo, tú) y también con el relativo (el que, quien). Esto ocurre en oraciones en las que el sujeto principal es la primera o segunda persona del singular:
Yo soy el que te envío rosas. Yo soy el que te envía rosas.
Yo soy el que tanto te amo. Yo soy el que tanto te ama.
Yo soy quien te amo. Yo soy quien te ama.
Tú eres el que mandas. Tú eres el que manda.
Tú eres quien decides. Tú eres quien decide.
Con las demás personas gramaticales la concordancia se da de la manera siguiente: Él es quien manda, Ella es quien manda, Nosotros somos quienes mandamos, Vosotros sois quienes mandáis, Ustedes son quienes mandan, Ellos son quienes mandan, Ellas son quienes mandan.
http://www.articuloz.com/idiomas-articulos/correccion-idiomatica-la-concordancia-gramatical-4448031.html
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