jueves, 27 de enero de 2011

Poemas para estudio


1. “Basta”

Basta la puerta en tus ojos

para que las estrellas duerman en los míos

Basta el filo de tu boca ostra

para que perla ande naciéndome el nombre

Basta el puente que cruce tu mirada

para que mi frente lleve tu espejo

Basta la rosa del desierto

para que mi templo sean tus pétalos.



Y yo te amo

por cada estrella en luciérnaga de mis sueños

Y yo te amo

por cada vuelta en perla de tu voz

Y yo te amo

por cada rayo desde tus pupilas

Y yo te amo

por cada pétalo de arena en flor.



-Irma N. Villanueva Rivera


2. “La grieta”

Te mueves entre mis dedos

como algo impensable de tan ajeno.

Te mueves siempre bajo la sombra de mi mano,

bajo las líneas de mis huellas

ajenas a tu tacto.

Te mueves sobre la acera,

interminable;

caminar y sudar las lágrimas de mi cansancio,

desesperar los ojos

que miran a la nada,

a la inmensa nada de tus brazos.

Te busco hasta siempre con el blanco espacio blanco,

negra visión rayada de pestañas estatuas,

cuando abro y cierro los párpados.

Un recuerdo que es un altar,

una ofrenda y una promesa

en la cintura.

Mis manos tiemblan las azucenas,

te doy lo que tú desconoces q deseas.

Tu sentencia fue distancia,

de todos y de ti:

que nunca más y fue nunca,

una grieta de una maldición

entre tu vida y la mía.

-Irma N.Villanueva Rivera



3. MARGARITA de RUBEN DARIO

A MARGARITA DEBAYLE



Margarita está linda la mar,

y el viento,

lleva esencia sutil de azahar;

yo siento

en el alma una alondra cantar;

tu acento:

Margarita, te voy a contar

un cuento:



Esto era un rey que tenía

un palacio de diamantes,

una tienda hecha de día

y un rebaño de elefantes,

un kiosko de malaquita,

un gran manto de tisú,

y una gentil princesita,

tan bonita,

Margarita,

tan bonita, como tú.



Una tarde, la princesa

vio una estrella aparecer;

la princesa era traviesa

y la quiso ir a coger.



La quería para hacerla

decorar un prendedor,

con un verso y una perla

y una pluma y una flor.



Las princesas primorosas

se parecen mucho a ti:

cortan lirios, cortan rosas,

cortan astros. Son así.



Pues se fue la niña bella,

bajo el cielo y sobre el mar,

a cortar la blanca estrella

que la hacía suspirar.



Y siguió camino arriba,

por la luna y más allá;

más lo malo es que ella iba

sin permiso de papá.



Cuando estuvo ya de vuelta

de los parques del Señor,

se miraba toda envuelta

en un dulce resplandor.



Y el rey dijo: —«¿Qué te has hecho?

te he buscado y no te hallé;

y ¿qué tienes en el pecho

que encendido se te ve?».



La princesa no mentía.

Y así, dijo la verdad:

—«Fui a cortar la estrella mía

a la azul inmensidad».



Y el rey clama: —«¿No te he dicho

que el azul no hay que cortar?.

¡Qué locura!, ¡Qué capricho!...

El Señor se va a enojar».



Y ella dice: —«No hubo intento;

yo me fui no sé por qué.

Por las olas por el viento

fui a la estrella y la corté».



Y el papá dice enojado:

—«Un castigo has de tener:

vuelve al cielo y lo robado

vas ahora a devolver».



La princesa se entristece

por su dulce flor de luz,

cuando entonces aparece

sonriendo el Buen Jesús.



Y así dice: —«En mis campiñas

esa rosa le ofrecí;

son mis flores de las niñas

que al soñar piensan en mí».



Viste el rey pompas brillantes,

y luego hace desfilar

cuatrocientos elefantes

a la orilla de la mar.



La princesita está bella,

pues ya tiene el prendedor

en que lucen, con la estrella,

verso, perla, pluma y flor.



* * *



Margarita, está linda la mar,

y el viento

lleva esencia sutil de azahar:

tu aliento.



Ya que lejos de mí vas a estar,

guarda, niña, un gentil pensamiento

al que un día te quiso contar

un cuento.


4. Poema "Nada" de Julia de Burgos


Como la vida es nada en tu filosofía,

brindemos por el cierto no ser de nuestros cuerpos.

Brindemos por la nada de tus sensuales labios

que son ceros sensuales en tus azules besos;

como todo azul, quimérica mentira

de los blandos océanos y de los blancos cielos.

Brindemos por la nada del material reclamo

que se hunde y se levanta en tu carnal deseo;

como todo lo carne, relámpago, chispazo,

en la verdad mentira sin fin del Universo.

Brindemos por la nada, bien nada de tu alma,

que corre su mentira en un potro sin freno;

como todo lo nada, buen nada, ni siquiera

se asoma de repente en un breve destello.

Brindemos por nosotros, por ellos, por ninguno;

por esta siempre nada de nuestros nunca cuerpos;

por todos, por los menos; por tantos y tan nada;

por esas sombras huecas de vivos que son muertos.

Si del no ser venimos y hacia el no ser marchamos,

nada entre nada y nada, cero entre cero y cero,

y si entre nada y nada no puede existir nada,

brindemos por el bello no ser de nuestros cuerpos.



5. “Poema del renunciamiento”


Pasarás por mi vida sin saber que pasaste,

pasarás en silencio por mi amor y al pasar

fingiré una sonrisa como un dulce contraste

del dolor de quererte... y jamás lo sabrás.



Soñaré con el nácar virginal de tu frente,

soñaré con tus ojos de esmeraldas de mar,

soñaré con tus labios desesperadamente,

soñaré con tus besos... y jamás lo sabrás.



Quizás pases con otro que te diga al oído

esas frases que nadie como yo te dirá

y, ahogando para siempre mi amor inadvertido,

te amaré más que nunca... y jamás lo sabrás.



Yo te amaré en silencio... como algo inaccesible,

como un sueño que nunca lograré realizar

y el lejano perfume de mi amor imposible

rozará tus cabellos... y jamás lo sabrás.



Y si un día una lágrima denuncia mi tormento,

-- el tormento infinito que te debo ocultar --

te diré sonriente: "No es nada... ha sido el viento".

Me enjugaré la lágrima... ¡y jamás lo sabrás!



J.A. Buesa

6. “Bocanada de aire”



Sacudo mi corazón

como una alfombra vieja

llena de polvo

y lo tiendo cuidadosamente

en el piso de entrada.

He tirado al viento

aquel polvo viejo

de relojes yertos

y letras cremadas.

Como en un acto casi religioso

he dicho adiós a las cenizas

de células muertas

y huellas entrecortadas.

He tenido cuidado

de no respirarte

para que no te pegues a mis pulmones

y se vuelva a marcar el tiempo.

Imagínate yo

que absurda

volviendo a respirar por ti.



-Irma N. Villanueva Rivera

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